Hablemos del fisting

El fisting o penetración con la mano o con el puño (insertar la mayor parte o la totalidad de una mano en el culo) en sí presenta apenas una baja probabilidad de transmisión del VIH, siempre y cuando no haya heridas abiertas, raspones y cortes similares en la mano. Es más, la probabilidad es aun menor si se utiliza un guante.

Sin embargo, el fisting representa una probabilidad mucho mayor en términos de daño rectal. Cuando el recto presenta daños, es mucho más vulnerable a infecciones producto del encuentro sexual que tenga lugar más tarde. Si también se utilizan drogas recreativas, se pueden generar graves daños sin que la persona sienta del todo el dolor habitual.

Si se penetra con el puño o con la mano a más de una persona en una situación de sexo grupal, el VIH o la hepatitis C pueden transmitirse de un participante al otro mediante la mucosa anal o la sangre que queden en la mano o en el puño.

El fisting puede tener como consecuencia la transmisión de ITS, incluida la hepatitis C. También es posible contraer infecciones intestinales, como la Shigella, si se introducen restos de heces (caca) en la boca.

Utilizar lubricantes a base de aceites puede generar problemas si luego eliges tener sexo anal, ya que los aceites del lubricante dañan la mayoría de los condones. Si crees que es probable que practiques fisting y luego tengas sexo anal, utiliza un lubricante a base de agua para la penetración con la mano o con el puño, o usa un condón que no sea de látex para tener sexo anal, ya que así evitarás que se dañe a causa de aceites (como los condones de poliuretano).