Tu estado de VIH

Tener VIH no te privará de tener una vida plena y sana. Con el tratamiento y el cuidado adecuados, puedes tener la misma esperanza de vida que una persona que no padece VIH.

Hay mucho que puedes hacer para cuidar de ti mismo y sentirte más en forma, más sano y más feliz.

Si tienes alguna pregunta, habla con tu especialista en VIH sobre nutrición, actividad física, salud mental o cualquier problema por el que estés pasando.

También puedes contactarte con las organizaciones de asistencia y defensa de personas con VIH enumeradas aquí.

Hacer un tratamiento para el VIH

El tratamiento para el VIH que existe hoy en día no erradica el virus, pero puede mantenerlo bajo control y garantizar que tu sistema inmunitario permanezca resistente.

Años atrás, los fármacos antirretrovirales tenían graves efectos secundarios, pero el tratamiento con los medicamentos actuales es mucho mejor. Si hay un efecto secundario que persiste y afecta tu calidad de vida, en principio puedes solicitar cambiar la medicación por otra. Una vez que inicies el tratamiento para el VIH, es importante que tomes las dosis todos los días para mantener un buen estado de salud.

Habla con tu especialista en VIH si tienes problemas con el tratamiento.

Llevar una dieta saludable

Todos debemos tratar de seguir una dieta balanceada, con cantidades normales de grasa, azúcar o sal. Para muchas personas, comer bien es un placer, y aprender a cocinar y preparar la comida para uno mismo o para la familia y los amigos puede ser divertido.

Si tienes un peso inferior al normal (quizá porque el VIH ya te había afectado antes de que te lo diagnosticaran), o si tienes sobrepeso o experimentas problemas específicos con tu dieta, o sufres ciertos efectos secundarios que no te permiten alimentarte bien, tal vez te resulte útil hablar con un profesional sanitario acerca de la dieta que llevas.

Ejercicio y actividades para mantenerse en forma

Llevar una vida activa es bueno por muchos motivos: puede ayudarte a tonificar los músculos, a mantener tus huesos fuertes, a quemar grasas y a mantener el corazón saludable. Algunas personas que padecen VIH pierden mucha masa muscular y fuerza, pero hacer actividad física puede evitar esta consecuencia.

Por ejemplo, puedes practicar un deporte o ir al gimnasio, pero las actividades de la vida cotidiana, como bailar, caminar, ir al trabajo en bicicleta o hacer jardinería pueden ayudarte a mantenerte activo.

Ser feliz y alcanzar tu potencial

Ocuparte de ti mismo no se trata solo de una cuestión de salud física, sino también de cuidar de tu salud mental y emocional.

Descubrir que tienes VIH puede caer como un balde de agua fría, y acostumbrarse a ello puede tomar un tiempo. El apoyo de tus amigos y familiares o de otras personas con VIH puede ser de mucha ayuda cuando te resulte difícil lidiar con tu vida.

Una vez que hagas las paces con el VIH, es buena idea empezar a enfocarte en el resto de tu vida. ¿Cuáles son tus objetivos? ¿Qué cosas son importantes para ti? Tal vez quieras estudiar, armar una familia, viajar o cambiar de profesión: el VIH no tiene por qué ser un impedimento para llevar a cabo tus metas.

¿Qué más puedo hacer para cuidarme?

Muchas de las cosas que hacemos para cuidarnos surgen del sentido común. Por ejemplo, procura descansar y dormir todo lo que necesites. Si fumas, intenta dejar este hábito (no siempre es fácil, pero recuerda que hay asistencia a tu disposición). Si te preocupa tu consumo de alcohol y drogas, habla con un profesional sanitario para recibir asesoramiento y asistencia.

También es importante pensar en otros problemas de salud que tengas. A medida que nos hacemos mayores, es más probable que tengamos problemas de salud.